9 de septiembre de 2024
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Según el Instituto Nacional de la Seguridad Social, se considera accidente de trabajo “toda lesión corporal física o psíquica del trabajador que sufra con ocasión, o por consecuencia de la actividad profesional, considerándose también accidente de trabajo el que sufra el trabajador al ir o al volver del lugar de la prestación de la actividad, o por causa o consecuencia de la misma”.
Es decir, cualquier lesión que ocurra mientras se desarrollan las funciones del puesto de trabajo o por consecuencia de las mismas, principalmente. También se considerará accidente laboral cualquier lesión que ocurra dentro del centro de trabajo, siempre que se demuestre la causa relación-efecto entre la lesión y las tareas del puesto; y por último, cualquier accidente in-itinere: que ocurra de camino o vuelta al centro de trabajo.
Existen motivos de todo tipo por los que se puede originar un accidente de trabajo. Sin embargo, hay varios de ellos que son los más repetidos, convirtiéndose en las causas más comunes:
Cada una de estas causas se produce bien o por estrés y cargas de trabajo elevadas, derivadas del puesto de trabajo (infartos y derrames), o por responsabilidad directa de la empresa (accidentes, caídas y situaciones de riesgo) donde su deber es establecer unas condiciones de trabajo seguras a través de la prevención de riesgos laborales.
A pesar de ello, es imprescindible justificar que el accidente laboral pertenece a alguno de los supuestos que hemos mencionado al principio del artículo para considerarlo como tal.
Es importante saber que hay excepciones. Estas se refieren a cuando las lesiones no son causadas por factores externos y no son intencionales por parte del empleado.
Esto significa que los accidentes causados por la imprudencia del trabajador, por actuar intencionalmente o por no seguir las medidas de seguridad, no están cubiertos por la empresa. También se excluyen los accidentes causados por eventos de fuerza mayor que no se pueden prever ni evitar.
Además, no se consideran accidentes laborales los infartos, trombosis, hemorragias cerebrales u otras enfermedades similares cuando no están relacionadas directamente con el trabajo; es decir, cuando no se prueba la relación causa-efecto entre la actividad laboral y el accidente. Probar esta relación, es uno de los elementos que más influyen a la hora de considerar un accidente laboral como tal.
Siempre que se considere accidente laboral, la empresa está obligada a indemnizar al trabajador.
Para ello, la empresa debe contar con un seguro obligatorio, a través de una mutua de accidentes de trabajo y enfermedades profesionales que se encarga de pagar las prestaciones económicas a los trabajadores en estos casos.
Además, son muchos los casos en los que un accidente de trabajo, puede derivar en una incapacidad permanente; lo que implica su correspondiente prestación.
Sólo en los primeros cinco meses de 2024, se han producido 304 accidentes de trabajo: un 5,6% más en comparación con el periodo anterior, tal y como indica el portal Noticias Trabajo; evidenciando la realidad que viven los trabajadores en el ámbito laboral.
Para reducir estas cifras es clave que los entornos de trabajo cuenten con las medidas de seguridad y protocolo necesarios; además de implantar una prevención de riesgos laborales efectiva, de cara a evitar no sólo accidentes, también enfermedades laborales e incapacidades permanentes.
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